Tarea 13: Cuento corto para adultos universitarios
Atrapado en un sueño
Ahora, lo
más probable es que crean que estoy demente, por eso déjenme explicarles mejor
la situación. Un día como cualquier otro iba de camino a la universidad con
Danny, conversábamos de cosas banales como los deberes que debíamos presentar,
la comida que íbamos a ordenar para el almuerzo, y ya saben, cosas del día a día.
Cuando surge una pregunta de su parte “¿cómo sigue tu familia?”, aquella
pregunta tan cotidiana resonó mi sistema liberándome o despertándome del “modo
automático” en el cual me encontraba. Al escuchar esas palabras en mi intento
de recordar surgió el pensamiento “¿tengo familia?”, me resultaba imposible el
visualizar el rostro de mi madre y padre (asumiendo que los tuviera), pero no
solo eso, simplemente me resultaba imposible recordar mi niñez, mi vida, mi
todo. Lo único de lo que tengo memoria son los momentos que comparto con Danny,
las conversaciones que llevamos a cabo, las actividades o experiencias que
hemos compartido, pero eso es todo, el resto, es completa oscuridad. Miles de
preguntas surgieron en mi cabeza en tan solo una milésima de segundo – tiempo
en el cual se espera una respuesta a una pregunta tan simple – y decidí
responder aparentando completa normalidad “bien Danny, ya sabes, lo de
siempre”, continuando con nuestro día como si nada hubiera pasado, cuando en
realidad mi mundo fue arrasado completamente.
Desde entonces comencé a percatarme de las “leyes del mundo de los sueños”:
1. El día comienza el momento en el que
Danny va a dormir, y termina el momento en el que se despierta.
2. El tiempo no existe. Los relojes no
funcionan, y los días no pasan.
3. Soy el único personaje dentro de su
mente que es consciente de ser solo un producto de su imaginación.
4. No es posible investigar más allá de
los lugares en los que se encuentra Danny, porque su mente no los genera a
menos de que sean necesarios.
5. Tampoco es posible explorar fuera
del tiempo de sueño de Danny, porque al despertar, mi mundo desaparece
completamente.
6. Por último, Danny no recuerda lo que
sucedió en sueños pasados.
Resulta que
todas las personas que nos encontramos en la mente de Danny funcionamos en “modo
automático”. Nuestras acciones son generadas por su cerebro para llevar a cabo
sus mejores sueños o peores pesadillas.
En uno de
los mundos generados por su mente, al haber sido completamente consumido por la
locura de ser prisionero de la mente de alguien más decidí finalmente hablar
con Danny. Mi voz temblaba al igual que mis manos, mi respiración se aceleraba
y el miedo de desvanecerme nuevamente me consumía por completo, cuando
finalmente logré decir desesperado: “Danny, enserio sabes lo mucho que amo ser
tu mejor amigo, pero ¡ya no puedo seguir con esta farsa!, ¡ya no puedo seguir
dentro de tu mente!, ¡quiero salir de aquí! Ya no quiero ser parte de tus
sueños, pero tampoco quiero desvanecerme en el olvido. ¡Estoy perdiendo toda mi
cordura y paciencia y no sé cuánto más vaya a soportarlo!”. Pude ver como mi
comentario fuera de contexto tomó por sorpresa a mi mejor amigo, sin embargo,
noté la lástima y preocupación en sus expresiones y tono de voz.
Comenzamos
a hacer una lluvia de ideas de cómo liberarme de su mente sin necesidad de
desvanecerme en su totalidad. Cuando de repente a Danny se le ocurrió “¿y si te
duermes en el sueño y vemos en dónde despiertas?”. A pesar de no tener sentido
era la mejor opción que teníamos, además que no sabía cuánto tiempo más
teníamos hasta que Danny despertara y en consecuencia olvidara todo lo que
hablamos.
Decidí
tomar el riesgo sin saber en dónde terminaría aun cuando tenía miedo. Sin
embargo, era mayor el temor y sufrimiento de continuar existiendo así.
Tomó algo
de tiempo, pero logré conciliar el sueño. Al hacerlo me encontraba en una
obscuridad completa. Una tenue luz se asomaba a la distancia, y al aproximarme
pude visualizar una puerta de madera cerrada, de la cual la luz se escapaba por
los bordes. Dudé si abrirla, y por varios instantes la indecisión y el temor
hacía que el sudor brotara de mis manos impidiéndome sujetar firmemente la fría
perilla de metal que me llevaría a lo desconocido. Al final, respiré
profundamente, y me armé de valor, comencé a girar lentamente la pequeña
estructura de metal hasta escuchar el “click”.
Al abrir
los ojos me encontraba en un cuarto que se me hacía bastante familiar. Me
levanté de la cama, dirigiéndome al espejo, y al llegar me di cuenta de que no era
mi cuerpo que se reflejaba, sino el de Danny. “¡Finalmente soy libre!” fue el
primer pensamiento que se desencadenó en mi cabeza. Por otro lado, mi libertad
está sujeta a que mi mejor amigo permanezca en el mundo de los sueños. Pero el
riesgo de que me arrebatara mi libertad seguía presente, por eso no solo debía
permanecer, sino que tenía que eliminarlo para siempre del mundo de los sueños
para no volver a ser un prisionero de su mente. Sabía lo que tenía que hacer.
Ha pasado un mes y todavía recuerdo claramente la sangre de mi mejor amigo recorrer por mis manos, su rostro perdiendo el color, la expresión de horror y odio por la traición que había cometido en su contra, y su mirada desvaneciendo lentamente cualquier rastro de vida.
Hoy en día
Danny no existe, pero solo yo soy consciente de en qué momento dejó de existir,
mientras que el resto de su mundo piensa que nunca se ha ido.
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